Quiero amarte sin aferrarme,apreciarte sin juzgarte,unirme a ti sin invadirte,invitarte sin exigirte,dejarte sin sentirme culpable,criticarte sin hacer que te sientas culpable y ayudarte sin ofenderte.
Si puedo obtener de ti el mismo trato, podremos conocernos verdaderamente y enriquecernos mutuamente.
¿Cómo vamos a conocer el mundo, cómo vamos a vivir y reaccionar adecuadamente, si el mismo medio que ha de actuar adecuadamente, que ha de decidir, no nos es conocido? Nosotros somos guÃas, los dueños de este «yo» que se las arregla para vivir en el mundo, para tomar decisiones, ordenar prioridades y tener estimaciones. Si este yo, este sujeto principal que decide actuar, no nos es bien conocido, debe seguirse que todos nuestros actos, todas nuestras decisiones las tomamos medio a ciegas, o en estado semidespierto.